Recuerdo también cuando puso el foco en la discapacidad, era
insólito que un político de la provincia más importante del país, con tantas
urgencias y olvidos, pensara en los invisibles que no tenían ningún respaldo ni
compasión.
Los combatientes de Malvinas también eran invitados una y
otra vez para ser escuchados y mejorar lo poco que habían recibido del pueblo
argentino.
El recinto de la cámara de diputados en los años 90 estaba
abierto para todas las minorías que no tenían voz hasta el momento.
Pero siempre recuerdo con profunda emoción un momento clave
de nuestra historia: el 2001.
Mientras el país ardía y las cacerolas se rompían de tanto
golpe al grito de “que se vayan todos” Osvaldo Mércuri presidió una sesión
especial para prorrogar los créditos hipotecarios imposibles de pagar ante
semejante crisis financiera e institucional que vivía el país.
Y ahí estaban los damnificados, llorando de emoción y
agradeciendo que no los dejaron solos.
No sólo no iban a perder su casa, sino que tampoco iban a perder su dignidad.
Fueron muchos años acompañando a su equipo eficaz y certero.
Con un compromiso inapelable, recorrimos la provincia de Buenos Aires sin
cansancio. Nos divertimos y trabajamos a destajo, pero lo más importante es haber
aprendido que las urgencias no pueden esperar, que hay personas que necesitan
más de lo que imaginamos y que Osvaldo entendió eso a la perfección y lo llevó
a la práctica con convicción y alegría.
Marcela Milone / Periodista / 2025